El profesorado asturiano expectante ante las medidas organizativas frente a omicron
El personal docente (junto con el sanitario, justicia y residencias) ha sido excluido en la propuesta de organización de la actividad pública prevista por la Administración del Principado en la Mesa General de Negociación, para hacer frente a la ola covid de la variante omicron.
Así, mientras para el resto de la administración general se propone volver al teletrabajo, separación de 1,5 metros entre trabajadores y en mostradores para atender al ciudadano, y mamparas de protección de metacrilato con hasta 2 metros de altura, para los docentes nada se ha avanzado a día de hoy, a la espera de la vuelta de las vacaciones de Navidad.
ANPE postula una educación presencial y segura, con ambos condicionantes al unísono, y como trabajadores del Principado pedimos medidas equiparables al resto de empleados públicos.
La llegada de nuevas variantes, la reducción de las distancias de seguridad, el aumento de ratios, unido al hecho de no inmunizar a todo el alumnado y no reforzar la vacuna del profesorado, han resultado decisiones desacertadas, como vemos por la evolución de los datos en los centros educativos.
Vacunación
Incomprensiblemente, se ha postpuesto la vacunación de docentes y alumnos hasta pasados 4 meses desde el inicio del curso, bien entrado ya diciembre.
Efectivamente, siendo supuestamente la educación una actividad esencial, el profesorado no ha empezado a recibir la dosis de refuerzo hasta mediados de diciembre, a pesar de la evidencia de los datos y la reiterada petición de ANPE para vacunar al colectivo y también al alumnado menor de 12 años.
¿Vamos a tener mamparas?
Si para atender a un único ciudadano en cada cita se extreman las precauciones, y específicamente se propone una distancia de 1,5 mts, no se nos ocurre ninguna razón plausible para no hacer lo propio con la actividad docente, empezando por aumentar la separación actual de 1,2 mts entre alumnos, hasta los 1,5 mts, que fue una de las garantías de éxito frente al covid el curso pasado.
Mamparas nunca hemos tenido, ni profesores ni alumnos entre ellos, a pesar de que en las aulas cerradas y a menudo mal ventiladas conviven hasta 33 personas por hora, seis horas al día. Para salvar el escollo quizás volverán a convertir las aulas en burbujas de convivencia, que nunca han sido tales, como si los alumnos, sin vacunar, y los profesores, sin dosis de refuerzo, no convivieran con nadie más allá de los muros del colegio (otros profesores del claustro, familias, u otros niños en actividades extraescolares).
¿Vamos a tener mascarillas?
De promedio, se han entregado a cada profesor 20 mascarillas para todo el curso: habida cuenta de la duración del mismo (unas 37 semanas), cada una de estas mascarillas, cuyo uso con eficacia protectora está previsto para 8h, tiene que durarle al maestro unos 10 días. Es importante saber, además, que algunos docentes (infantil educación especial...) conviven con alumnos que, por sus características, no llevan mascarilla propia, y necesitan FFP2. Esto es lo que hay: saquen sus conclusiones.
¿Vamos a tener medidores de CO2 suficientes?
Aunque se había anunciado en prensa, lo cierto es que centros de 1.000 alumnos tenían hace quince días 5 medidores para todo el colegio, convirtiéndolos en inútiles, ya que no había rotación posible entre aulas. La administración no ha tenido más remedio que, ya casi finalizado el cuatrimestre, retomar la adquisición de un medidor de CO2 para cada grupo de alumnos.
Hay una incógnita, que ya se ha dado, sin resolver: cuándo el aula alcanza el pico máximo permitido de CO2, ¿qué hacemos? ¿Evacuar el aula? ¿Salir al patio? (una aclaración: las ventanas ya han estado permanentemente abiertas).
¿Vamos a tener calefacción reforzada?
La ventilación cruzada y permanente es una necesidad, cierto, pero hay que hacerla compatible con la actividad escolar. Ambicionamos aulas confortables, reguladas por ley, con temperaturas superiores a los 7 grados que se han llegado a medir recientemente, haciendo imposible el normal desarrollo de una clase. Sin irse a este extremo, invitamos a los de los despachos que pregunten a sus hijos o conocidos en edad escolar el frío que pasan en clase y comprenderán que así es imposible atender las explicaciones, escribir o tomar notas, pensar incluso.
¿Vamos a tener teletrabajo?
Como principio, ya se ha dicho, ANPE aboga por una enseñanza presencial y segura, garante de la calidad de la enseñanza. Pero no es de recibo que ante positivos covid en un aula, la actividad lectiva continúe sin más, sin hacer test de antígenos, ni PCRs, exponiendo a todo el grupo y retroalimentando el contagio, especialmente con esta variante extremadamente contagiosa.
Quizás debería valorarse para estas aulas un confinamiento preventivo de unos pocos días, con docencia telemática. Más vale prevenir que lamentar.
¿El personal docente vulnerable va a ser tratado como tal?
Hay profesores convalecientes de cáncer, embarazadas, enfermos coronarios, respiratorios, etc, a quienes, de manera sistemática, y literalmente con la misma valoración por parte del servicio de prevención de riesgos labores, se les ha mandado al aula “adoptando las medidas de protección necesarias”, léase mascarilla, porque a los docentes, como se ha dicho, no se nos ofrece ninguna otra adaptación del puesto ni docencia telemática, obligando a muchos a coger una baja que no deseaban.
Certezas
Son muchas incógnitas sin resolver, con el retorno a las aulas a la vuelta de la esquina. No podemos esperar al milagro, porque incluso vacunadas, las personas se contagian y contagian a otras. Esta certeza es irrefutable, según los científicos.
Por eso, además de la vacunación generalizada, se deben adoptar otras medidas preventivas, empezando por la reducción de ratios y el mantenimiento de aquellas que se demostraron eficaces contra el covid el curso pasado (higiene, ventilación, mascarillas, distancia interpersonal de 1,5mts, sectorización patios, desdobles grupos, más profesorado, aislamiento y/o cuarentena inmediata en contactos estrechos, PCRs o test de antígenos, etc).