Que nadie se quede atrás o el aprobado general encubierto


03 Mar, 2021

Se ha devaluado el trabajo de alumnos y profesores y la validez misma de los títulos académicos

El informe de Resultados académicos de la educación asturiana 2019/2020 presentado ayer pone de manifiesto que los alumnos de primaria han titulado y promocionado en un 99,1%; los de ESO en un 93,4%; y los de bachillerato en un 95,7%. Hasta 11 puntos por encima de la media.

No es de extrañar. Desde el inicio mismo del confinamiento, la Consejería se marcó como objetivo “que nadie se quede atrás”, lo que se traduciría en un aprobado general encubierto que ANPE no se cansó de denunciar por la devaluación de la calidad educativa.

La medida más relevante y discutida por los profesionales fue la de exigir al profesorado que no se avanzara materia. Una instrucción que se ha negado varias veces haber emitido, en contra de las numerosas publicaciones en educastur, que prueban que sí se dieron esas órdenes:

  • El 26 de marzo se daban Instrucciones sobre cómo realizar la evaluación del segundo trimestre y se apuntaba ya claramente a que la evaluación final tenía que “registrar debidamente la valoración del trabajo desarrollado hasta el día 13 de marzo y el que hemos encomendado en este período no presencial. Tenemos que llegar al final de curso con mensajes positivos y de afianzamiento de lo que han aprendido alumnos y alumnas en el aula y en el periodo no presencial”.
  • En esta instrucción se abunda en que “Ha de tenerse en cuenta que durante el periodo de actividades no presenciales ningún profesor ha podido “adelantar materia”. La afirmación sobre “ampliar” indicada en la instrucción 5 de la Consejera, se refiere a “profundizar”, nunca a “adelantar materia”.
  • El 30 de marzo, mediante nota de prensa en educastur, se indica que “Para la tercera evaluación, se tendrán en cuenta las tareas desarrolladas y las actividades encomendadas a partir del 14 de marzo, que no suponen avances en la materia”.
  • Al día siguiente, 31/3/2020, aparece en educastur publicado un documento con acuerdos, al margen de cualquier amparo normativo, entre la consejería y el comité de directores, en el que se ratifica que “Durante el tercer trimestre se trabajará fundamentalmente sobre aspectos relacionados con las competencias clave, sin avance en nuevos contenidos. Estas tareas realizadas a distancia no llevarán calificación, dadas las distintas situaciones en que se encuentra el alumnado. Servirán fundamentalmente para orientar al alumnado en su proceso de aprendizaje. Para la evaluación final, se tendrá en cuenta todo lo trabajado a lo largo del curso más las tareas que se realicen a partir de ahora, sin que ello suponga avance de materia y con especial atención al alumnado NEE”.
  • El 4 de abril la consejería emite otra nota, aseverando que la evaluación del docente sólo puede ser en positivo “No obstante, lo que se avance no será evaluable en perjuicio del alumnado, sino que únicamente podrá tenerse en cuenta a favor de este”.

Nadie ha hecho más por devaluar la labor del profesorado que la propia Consejería que, como queda probado, no dudó en presionar a los docentes para conseguir el aprobado general.

Finalmente, el 29 de abril, mes y medio después del inicio del confinamiento y de la enseñanza online, la Consejería publicaba en BOPA la Resolución con instrucciones para la finalización del curso escolar y para la evaluación https://sede.asturias.es/bopa/2020/04/29/2020-03080.pdf. De manera resumida, esta resolución dice:

  1. Que los centros educativos adaptarán las programaciones didácticas.
  2. Que deberán adaptarse los criterios de evaluación y se atenderá especialmente al refuerzo de los aprendizajes.
  3. Que se considerarán los aprendizajes de la primera y segunda evaluación, y que los trabajos durante el confinamiento se considerarán exclusivamente a efectos de mejorar la calificación que tenía el alumnado en la primera y segunda evaluación.
  4. Que la calificación final de las áreas en la evaluación final no podrá ser inferior a la calificación de los dos primeros trimestres.
  5. Que la repetición de curso es una medida de carácter excepcional.
  6. Que el equipo docente adoptará la decisión que resulte más favorable en cuanto a promoción del alumnado.
  7. Que la promoción y titulación no tendrán en cuenta el número de materias no superadas.

Blanco y en botella: estas instrucciones, como las anteriores, llevan un mensaje nítido, el ya conocido “que nadie se quede atrás”, y apuntalan que nadie suspenda, que nadie repita, que la promoción y la titulación sean la tónica general sin tener en cuenta el número de suspensos, devaluando la labor del profesorado a límites insospechados.

Qué equivocados están quienes no se cansan de pregonar la manida idea de “que nadie se quede atrás”, una medida populista que hace flaco favor a sus destinatarios: la educación sin esfuerzo, rigor y exigencia no es educación, sino una dádiva envenenada que perjudica precisamente a los más desfavorecidos, que nunca recuperarán lo perdido y que verán truncadas sus aspiraciones de mejorar su vida y escalafón social precisamente por sus carencias formativas, frente a quienes tienen recursos y apoyos familiares.

Las cifras del Informe no son, pues, para ufanarse. La mejoría de las tasas de promoción y titulación son la consecuencia de los esfuerzos de Consejería para conseguir un aprobado general encubierto, aquel “que nadie se quede atrás”, pero la conclusión sólo puede ser una: se ha devaluado el trabajo de alumnos y profesores y la validez misma de los títulos académicos.