La incertidumbre y preocupación de la semana pasada en torno a la eficacia y las secuelas de la vacuna AstraZeneca, con noticias de fallecimientos y paralización de la vacunación en países de la UE, ha tornado ahora en miedo cierto sobre los posibles efectos adversos entre el colectivo docente, cuya vacunación empezó precisamente el pasado viernes.
¿Y ahora qué? Esta es la pregunta que se hacen los ya vacunados, que tienen que vigilar cefaleas, pérdidas de visión, etc como síntomas inmediatos y persistentes que anteceden a un problema mayor, como trombos y hemorragias.
¿Me van a administrar la 2ª dosis? ¿Se prevé la continuidad del calendario programado, quizás con otra vacuna? Los mayores de 55 años, cuya vacunación ya había sido descartada con AstraZeneca, siguen sin saber en qué momento y con qué vacuna serán inoculados.
Hay que tener en cuenta que más de la mitad de la plantilla (de más de 13.000) tienen 50 o más años de edad y que muchos tienen enfermedades propias que los hacen vulnerables, y entre ellos crece la disyuntiva a ponerse o no esta vacuna.
Las autoridades sanitarias y educativas tienen que despejar todas estas dudas y actuar con transparencia, dando información puntual para tranquilidad del profesorado, que cada día entra en aulas cerradas con decenas de alumnos, con la única protección de las mascarillas ffp2 pagadas de su bolsillo que la Administración se ha negado a facilitarles, a la par que se prohíben las reuniones de 4 o más personas en sitios cerrados.