ANPE reclama la vacuna de la gripe para el profesorado
¿Aparte de la sanitaria, existe una profesión más expuesta al contagio que la de los docentes?
El profesorado entra a diario en espacios cerrados y se pasa horas dentro de las aulas conviviendo con decenas de alumnos, en colegios e institutos que, por otro lado, pueden llegar a tener escolarizados hasta 1.000 niños y jóvenes, con un claustro de profesores superior a la centena de profesionales.
A día de hoy, al menos la mitad de la población escolar está sin vacunar contra el virus covid, por lo que parece razonable que estos profesionales docentes sean incluidos en los grupos de vacunación inmediata, a fin de garantizar la seguridad dentro de las aulas.
En estos tiempos, la situación es más complicada, si cabe, por el uso de la mascarilla y la habilitación de aulas más espaciosas, lo que obliga a hacer un esfuerzo adicional de las vías respiratorias y del aparato fonador para que las explicaciones en clase sean nítidas y lleguen al fondo de la sala.
Un problema adicional es que ventanas y puerta de clase están constantemente abiertas, para favorecer la ventilación cruzada permanente e impedir la concentración del virus. En consecuencia, ya se nota el frío y las corrientes de aire heladoras, al punto de que desde ANPE ya hemos detectado un repunte de los resfriados (o eso parece que son, de momento).
La exclusión tendrá consecuencias: al primer síntoma de gripe, compatible con los del covid (fiebre, dolor muscular, etc), el profesor tendrá que quedarse en su casa, como exige el protocolo sanitario, hasta que las pruebas demuestren que es una cosa u otra, lo que demora varios días: en última instancia, quienes pierden son los alumnos y la Educación.
Nadie piensa en el profesorado y su trabajo.
El Principado no puede olvidarse de un colectivo de más de 13.000 trabajadores públicos, que desempeñan una tarea esencial, en pésimas condiciones, con frío y corrientes de aire. Quizás es porque no protestan. Por eso lo hace ANPE, en su nombre, para reclamar que no se trate al profesorado como empleados de segunda y se reconozca la labor docente como una profesión de riesgo, expuesta en primera línea al contagio de no importa qué virus, sea el covid o la gripe.
No se conocen las razones sanitarias que aconsejan esta exclusión que ha dejado estupefacto al colectivo, porque no han sido expuestas, ni pública ni privadamente, a los representantes de los trabajadores a través del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales y los Comités de Seguridad y Salud, pero ANPE rechaza rotundamente que se juegue con la salud del profesorado al no tomar las medidas preventivas suficientes y adecuadas a las condiciones en las que se desarrolla la labor docente, que se han descrito.
Por todo ello, ANPE emplaza a la administración a dar una respuesta adecuada a este requerimiento o que alguien salga a explicar al profesorado que no es colectivo de riesgo por su actividad laboral.